Mi práctica educativa, a la educación basada en competencias
Ing. Erick Emmanuel Tapia Herrera

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Mi práctica educativa, a la educación basada en competencias

La educación superior se enfrenta a un entorno mundial que se encuentra en constante cambio. Se han logrado grandes avances en la ciencia y en la tecnología que, deberían, contribuir de manera eficiente al sector productivo; sin embargo, somos testigos, al mismo tiempo, de graves inequidades sociales y económicas en nuestra sociedad, lo anterior es producto de un manejo irresponsable del conocimiento científico y tecnológico, lo cual plantea retos ineludibles para las profesiones.

Las actuales preocupaciones mundiales por un desarrollo sustentable deben ser incorporadas a los procesos formativos en la educación superior para resolver las problemáticas que genera esta sociedad en constante evolución.

Asimismo, en las actividades científico-tecnológicas se están generando transformaciones sin precedente, que inciden en la práctica de las profesiones, producto del creciente desarrollo en ciertas áreas del conocimiento; donde la capacidad de aprender, de aplicar conocimientos, de colaborar y de resolver problemas se han vuelto competencias profesionales estratégicas.

Por lo anterior es necesario trabajar en obtener un sistema de educación superior de buena calidad, aquél que está orientado a satisfacer las necesidades del desarrollo social, científico, tecnológico, económico, cultural y humano del país; aquel que debe promover innovaciones y estar abierto al cambio y la búsqueda permanente de nuevas formas de mejorar el complejo proceso de enseñanza-aprendizaje. En el Sistema Nacional de Educación Superior Tecnológica se hace necesario continuar con el proceso de superación académica y profesional de los docentes; actualizar los contenidos de los planes y programas de estudio y desarrollar enfoques educativos flexibles centrados en el aprendizaje que desarrolle en los estudiantes capacidades y competencias para aprender a lo largo de su formación profesional. Así como el desarrollo de ambientes y escenarios de aprendizaje que faciliten la construcción y el acceso al conocimiento.

Continuando con el sistema de superación académica y profesional de los docentes encontramos el sistema de educación basado en competencias que es una nueva orientación educativa que pretende dar respuestas a las inquietudes de la sociedad actual.

El concepto de competencia, tal y como se entiende en la educación, resulta de las nuevas teorías de cognición y básicamente significa saberes de ejecución. Puesto que todo proceso de “conocer” se traduce en un “saber”, entonces es posible decir que son recíprocos competencia y saber: saber, saber hacer, saber ser, saber compartir, desde sí y para los demás (dentro de un contexto determinado).

Chomsky (1985), a partir de las teorías del lenguaje, instaura el concepto y define competencias como la capacidad y disposición para el desempeño y para la interpretación.

La educación basada en competencias (Holland, 1966-97) se centra en las necesidades, estilos de aprendizaje y potencialidades individuales para que el alumno desarrolle una formación integral y llegue a manejar eficazmente las habilidades señaladas por la industria.

En la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior (1998) en la sede de la UNESCO se expresó que es necesario propiciar el aprendizaje permanente y la construcción de las competencias adecuadas para contribuir al desarrollo cultural, social y económico de la sociedad.

  • Una generación con nuevos conocimientos (las funciones de la investigación).
  • El entrenamiento de personas altamente calificadas (la función de la educación).
  • Proporcionar servicios a la sociedad (la función social).
  • La crítica social (que implica la función ética).

Hoy el conocimiento se renueva frecuentemente lo que genera más información y ámbitos para el desarrollo de las competencias. Esta transformación conduce a que la educación a nivel superior se plantee de manera diferente, con mayores exigencias, con mayor calidad y mejores oportunidades.

La construcción de la educación basada en competencias debe realizarse desde el marco conceptual de la institución y desde las metodologías que la determinen.

Así mismo; es necesario intensificar la oferta educativa, incluyendo modalidades de educación abierta y a distancia; atender el déficit de profesionales con una formación integral en las diversas áreas del conocimiento, satisfacer necesidades estatales, regionales y nacionales en el sector productivo, lograr una mayor coherencia entre la oferta educativa, las preferencias de los estudiantes y los requerimientos del desarrollo nacional; de igual manera, incorporar las tendencias mundiales tanto en las concepciones de la formación de profesionistas, como en las prácticas profesionales predominantes y emergentes de los distintos campos del conocimientos que aparecen día con día.

Ante esto, el reto es hacer programas educativos más flexibles e incorporar en los mismos el carácter integral del saber y del saber hacer, para lograr que reflejen los cambios que ocurren en las profesiones, las ciencias, las humanidades y la tecnología; y de esta manera, propiciar el aprendizaje continuo de los estudiantes, fomentar el desarrollo de competencias profesionales para la aplicación de conocimientos y la solución de problemas; promover el manejo de lenguajes y del pensamiento lógico, resaltar el papel trascendente de los docentes e impulsar una formación integral para hacer frente a los retos actuales.

Es importante también considerar aspectos de los sectores social y productivo en la obtención y análisis de información para la elaboración de propuestas de los programas de estudio que ofrece el Sistema Nacional de Educación Superior Tecnológica. Lo anterior nos lleva a promover y desarrollar la investigación, que es un elemento necesario en todos los sistemas de educación superior, esta información también permitirá definir las competencias específicas, es decir: saberes, quehaceres y manejo de tecnologías propias de un campo profesional específico. El dominio de estas competencias específicas aportaría, a los sujetos en formación, los conocimientos teóricos y las aplicaciones tecnológicas, propios de cada profesión ya que están vinculados a lo que se denomina “el saber hacer profesional” de cada una de las carreras.

En estos momentos, el Sistema Nacional de Educación Superior Tecnológica se enfrenta al reto de mejorar de manera rotunda el servicio educativo que ofrece a lo largo y ancho del territorio mexicano; de buscar la excelencia en los procesos de formación profesional; de lograr ser un Sistema Nacional Educativo de calidad.

Un factor esencial en estos procesos, lo constituyen las comunidades académicas: los docentes, las academias y los directivos de cada Instituto Tecnológico. En este sentido, solo es posible pensar en la participación organizada de los docentes, las academias y las instituciones de nivel superior en la formación integral de los estudiantes pero considerando que una transformación de la educación superior, la mejora de su calidad, y para resolver los retos actuales, exigen la firme participación no sólo de gobiernos e instituciones de educación superior, sino también de todas las partes interesadas, comprendidos los estudiantes y sus familias, el sector productivo público y privado de la economía, los medios de comunicación y la sociedad.

Por ello es muy importante que las instituciones a nivel superior basen su educación en competencias, ya que de esta manera al alumno se le prepara para ser capaz, en forma eficaz y eficiente, de aplicar los conocimientos adquiridos en la universidad, de manera práctica, en la construcción o el desempeño en el ámbito laboral y así contribuir de manera eficaz al desarrollo del país.

Es fundamental que las instituciones decididas a trabajar con competencias, elaboren programas para la actualización docente esto con el fin de permitir al alumno desarrollar sus habilidades y promover una plataforma para aprender a aprender, pensar y crear, asimismo es importante que las instituciones a nivel superior elijan las habilidades que correspondan tanto a la educación como al mundo laboral, con objeto de que el egresado pueda incorporarse sin tropiezos y en el nivel que le corresponde en el mundo laboral.

La época actual, exige la construcción de competencias en la práctica docente como una nueva cultura académica, congruente con la nueva sociedad, la demanda de información tecnológica y del desarrollo de las habilidades que le correspondan, de conocimientos, de conocer las necesidades, de servir e interactuar; así como de nuevas iniciativas, de una reorganización de los programas existentes, una actualización docente, y de procesos que ayuden a construir competencias, que no sólo respondan a la institución educativa y sector laboral, sino que, al mismo tiempo, apoyen el desarrollo de la sociedad.


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